Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2018

Humo azul.

La nubes azules con un tinte rosa siempre le dan calidez a su alma.   Ella camina ocultando su rostro del sol. Mira la soledad de su sombra, cierra sus ojos y piensa en la vacia carretera. El viento revuelve su cabello y la abraza con ese nostálgico frío invernal que la traslada a su niñez; la primera vez que sintió ese hueco en su pecho.   Ella fuma solamente cuando su corazón está realmente roto. Cuando la ansiedad y la depresión juegan con su oscuro cabello susurrándole cientas de frases que cortan su piel. Desearía estar sangrando para olvidar. Cuando un cigarro está por terminarse se dice así misma que la tristeza también se irá. No es una mentira, ella está intentando, realmente se esfuerza para que su soledad desaparezca como el humo de su segundo cigarrillo. A veces, cuando las nubes caminan lentamente sobre ella, imagina que todo es posible. Que quizás una mañana despertara con una rosa azul a su lado que le dará la paz que tanto necesita. Quizás un d

El conejo en medio del camino.

Sé cuándo comienzo a estar mal, porque los primeros pensamientos sobre morir aparecen y no se van. …    Lo sé porque las cosas simples que me hacían sentir viva no me provocan nada.   Después de casi 2 semanas sin ver a mis compañeros trate de sentirme feliz, pero desde que vi al primero llegar tuve que forzar esa emoción; la realidad era que no estaba sintiendo nada. Las horas avanzaron, terminamos yendo a la “casa” de uno de ellos. Fue una tarde en donde por minutos me sentí bien, es que yo estaba bien.   Una tarde con ellos cocinando pizza casera, chistes, risas, vodka, el frio que no era suficientemente fuerte para quebrantar la calidez que esas personas te pueden hacer sentir. Pero yo ya estaba congelándome. Lo supe cuando vi a la luna con esa maldita nostalgia. La oscuridad llegó por completo en el momento menos indicado, como un apagón mundial en la mitad de la noche cuando tratas de estudiar para un examen importante al día siguiente. Te desespera, te asusta

El hombre que amo.

El hombre que amo complementa mi alma y me enseña lo que el amor significa… Sus sentimientos son sinceros, su ser no se ha corrompido por la frialdad del mundo. Sabe escuchar y quiere ser escuchado. Él aún mira el mundo desde los ojos de un niño, se fascina con las cosas simples; se enamora de las mentes, no de la superficialidad.   El hombre que amo es alto, de complexión delgada y piel aperlada; con el frío su nariz toma un tono rojizo al igual que sus delgados labios. Su cabello es ligeramente largo, de un castaño bastante oscuro, suave. Sus ojos son grandes, de un tono verde, a veces parecen miel, a veces grises. Su pecho es mi almohada favorita, siempre tibia, siempre con la melodía que logra calmarme, pues su corazón late tranquilo. En sus brazos se marca el camino de sus venas, sus manos usualmente son tibias. Me gustan sus manos. El hombre que amo escucha rock del 2000, rock de todas épocas. En algunas ocasiones toca la guitarra en soledad y compone sus propias