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Mostrando las entradas etiquetadas como huir

Desesperación: 1:54 am

A veces no entiendo.  El mundo continua girando.  Los cielos se vuelven amarillos,  no hay oscuridad, tal parece que la única que existe es la que se esconde en mi closet.  Ya no estoy sola, pero a veces siento que no hay más que fantasmas a mi al rededor.  Soy una criatura cubierta de recuerdos y de sueños.  Un sueño esta encerrado en una caja, llenándose de moho.   Cada día intento convencerme de que mañana será mejor y tengo miedo que eso sea como los 6 años que viví engañada. Probablemente todas mis decisiones fueron incorrectas,  pero un día eramos niñas jugando al rededor de las sillas,  un día bailamos en frente de la multitud y un día amamos.  Y si termina hoy mi vida,  nada estaría perdido.  Aún quiero morir,  no quiero más dolor.  Aún quiero soñar y huir de aquí como aquel chico de ojos verdes. Guíame madre a través de la tierra,  del bosque y del río.  No llevaré zapatos a donde voy.  Allá af...

El fantasma.

Camino entre pasillos oscuros,  respiro e intento seguir con el alma limpia, quiero una vida tranquila.  Abro la puerta y el frio viento choca con mi piel mientras el olor a café me hace sonreír. Subo las escaleras para encontrar el cielo despejado, pero en la azotea está ese fantasma. Él camina por cada cuarto de la casa y la vuelve pequeña. Inunda cada pasillo con su aura oscura.  Mamá llora cada noche a causa de él. Yo no tengo energía. Ese fantasma nos roba la calma, no hay a donde huir,  él tampoco tiene a donde ir.  Quiero salir corriendo,  pero la vida real es más difícil que eso. Estoy enojada todo el tiempo, incluso harta.  El fantasma se burla.  Prende la television todo el día, a veces incluso la radio. Mueve los platos en el fregadero, sube las escaleras. Él esta en todos lados mientras mamá y yo, estamos arrinconadas en una habitación. Estamos exhaustas. Porque cuando queremos vivir, él viene.

Dormí 24 horas

Dormí 24 horas... sabía que estaba huyendo,  pero cuando desperté, seguía en el mismo cuarto, en la misma casa, en la misma ciudad.  La tristeza esta sembrada debajo de mis pies,  de esa gris semilla nace una tortuosa ansiedad.  Quiero correr, desaparecer, pero sólo me quedo aquí y duermo. Dormí 24 horas... A veces despertaba sólo para aferrarme a mi almohada, no quería sentirme sola,  incluso si estaba cerrando los ojos para apagar el ruido en mi cabeza y pretender que mi existencia había terminado. Cuando desperté, note que no hubieron vídeos, vídeos de personas en otro lugar, en otro tiempo, personas que me inspiraban a huir lejos,  porque aparentemente la vida es mejor allí,  pero uno nunca sabe. Dormí todo lo que pude,  como si por meses hubiera estado en vela, cuando desperté,  no estaba mejor,  pero tampoco había culpa. Tras dormir 24 horas,  el miedo sigue latente, la tristeza aún me cubre, y la quemante sensación de hu...