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Mostrando entradas de noviembre, 2015

Seis meses.

De los dos años y medio de mi carrera, los seis meses pasados fueron los más estables emocionalmente.  Vaya que tuve caídas y bastantes tropiezos, pero fueron mucho más soportables que los de antes.  ¿Y que si he cambiado?, la verdad es que sí. Dejen que les recuerde que por muchos años, yo diría 20 (sin contar los últimos meses), he sido una persona bastante introvertida, avergonzada de todo y nerviosa. Hasta hace muchas semanas atrás, aún le pedía a papá que preguntara el precio de algo por mí, o que ordenara algo por mí, debido a que se me dificultaba mucho hablar con las personas. Y qué decir con los hombres, con ellos se me es más difícil hablar.  Sin embargo el pasado Julio ingrese a la grandiosa clínica 29, y empezó una nueva faceta en mi vida: Tratar pacientes. En 6 meses vi un montón de gente, trate a un montón de personas y escuche de todo. Creo que los humanos son interesantes. En estos meses tuve la oportunidad de conocer el lado amable de la carrera, con per

Impuntual.

La chica rota contempla la luna, sin romanticismo, sólo con melancolia. Sonrojada le confiesa a las estrellas: "Me gusta hablar con él." El cielo desaprueba su confesión,  su propio corazón se rebela contra su dueña, surge un retortijón de sus entrañas. La canción dice:  "Si le amas déjale ir, él nunca fue tuyo." La chica rota sonríe con lagrimas en sus ojos, y susurra: "El es una buena persona, y merece lo mejor," Rocha dice, a veces llegamos tarde a la vida de algunas personas. Yo siempre he sido impuntual, pero en este caso, incluso, si hubiese llegado temprano, dudo haber logrado algo, sólo es una etapa más, un dolor sumado en forma de cicatriz. Adiós, fue un gusto, yo no lucho contra el albedrío, la verdad ya fue dicha. No vine a dañar personas, y no voy a ser una chica promedio. No importa cuanto me agrade él,  no importa cuantas veces le sueñe, ni importa el número de escritos que le dedique n

Buenos días.

Me gustó despertar con tu mensaje de "buenos días." Justo una noche antes lo soñé y anhelé,  tanto como para pensar que aún no despertaba cuando a las 9 a.m. escribiste. Gracias al cielo había despertado,  lo comprobé con esa punzada que da en el alma al recordar que no estás disponible,  lo sé, otra vez esa triste canción resuena en mi mente:  "Deberías saber que por ahora estás en mi lista…  tu corazón no está disponible, déjame enseñarte lo mucho que me importas."  Me gusta cuando hablamos sin mirarnos muy seguido a los ojos,  no estás acostumbrado, y yo simplemente estoy avergonzada, en el buen sentido, en la forma en que no puedo mirar a los ojos que quiero. Me gusta cuando me hablas en la madrugada y dices "ve a dormir," pero ninguno se va. Y me gustó aquel día helado en que llegue a la escuela y estabas fuera del aula,  llegaste tarde, llegué tarde, ninguno entró a clase.  Eres bastante amable, incluso lastimas.