Papá decía que siempre había un roto para un descosido,
pero también decía que un titulo universitario dejaría que tuviera el mundo.
No tengo nada, sólo una inquietante hambre por ser útil,
un enorme vacío porque no importa qué haga, no soy suficiente según el contexto social.
Papá dijo que siempre había un roto para un descosido,
pero mamá esta maldiciendo tu nombre en susurros.
Papá, ¿no lo ves?
Estamos rotos, tú y yo.
Nadie puede repararnos, ni siquiera nosotros mismos.
Las personas descocidas se reparan,
nosotros nos quedamos aislados entre nuestros pensamientos.
Decimos que estamos bien solos, luego ahogamos nuestro llanto en el silencio.
Temblamos cuando nos enojamos,
estallamos cuando no entendemos lo que sentimos.
Papá te quiero, pero es una lastima que tenga ese rasgo tuyo.
Porque soy una rota más en un mundo que tira a la basura lo que no sirve.
Soy difícil de amar papá,
y no puedo evitar llorar cuando pienso eso,
porque nunca fue mi intención.
Enséñame a salir de esto.
Papá, no hay un descosido para mí,
de nuevo te equivocaste justo como cuando prometiste
que el mundo sería mío.
¿Porque tengo 27 años y mis manos están vacías?
¿Porqué estoy llorando sola en medio de la noche mientras deseo estar muerta?
No te culpo papá.
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