Te extraño en las noches en vela,
cuando el café deja de ser un placebo.
Te extraño cuando escucho la música que estaba de fondo cuando celebrábamos la vida,
porque ya no hay nada qué celebrar.
Mis hojas se llenaron de garabatos aislados,
de palabras forzadas.
A mis espaldas ya no hay trofeos, hay cenizas.
Murmuran que somos... que soy una perdida de tiempo.
Te extraño cuando dejo de creer que lo imposible es posible,
Te extraño cuando lloro por las tardes,
temblando, encogida sobre mis extremidades,
porque contigo podia levantarme.
Te extraño cuando me veo al espejo y no veo brillo,
sólo tonos grises.
Te extraño cuando dejo de reír, porque me siento completamente vacía,
y contigo reía en serio.
De todo lo que me podían quitar en la vida,
¿Por qué tuviste que ser tú?
Porque no puedes aparecer frente a mí y tomar las riendas de mi vida,
vuélveme valiente, dime que puedo.
No puedo escucharte más.
Ahora sólo huyo del futuro, ignoro el presente,
perdón por ser así.
¿Qué pensarías de mí?
Lo perdimos todo por nada.
Te extraño cuando sonrio por la estúpida ironia de dejarte atrás,
todo por una enfermiza dependencia a la única cosa que aún hoy,
nos mantiene con vida.
¿Debo olvidarte?, ¿debo superarlos?
Te extraño mi querida yo de 16 años.
Tan bonita, valiente, fuerte y admirable.
No llores demasiado, no te acongojes demasiado.
Cuando ese día llegue, por favor no olvides quien eres,
no des ni un paso atrás.
Cuando vivas ese momento en que moriste,
No desaparezcas de nuestra memoria.
Quédate aquí y avanza conmigo.
Te voy a extrañar por siempre.
Y por siempre... te recordaré.
Comentarios
Publicar un comentario