Lo golpearé fuera,
lo tiraré lejos.
Es difícil dejar ir algo que es normalizado.
Obtuve lo que merecía,
cuando supe de tu mentira y me calle.
Debí alejarme cuando dejaste esa quemadura en mi piel,
cuando tus comentarios eran egoístas,
cuando tu actitud era hostil.
Eras como un gato asustado,
pero en realidad eres un León atrapado en una jaula
listo para atacar.
Creí que estabas sola,
te lleve a mi jardín secreto
entonces intentaste cortar las flores.
Una de ellas me susurró lo que dices cuando no estoy,
no le creí.
Finalmente arrancaste una rosa,
la que más adoraba,
creo que no me extraña.
Tomaste mis ropas y dijiste que eran tuyas.
Mire tus flores, jamás intente tomarlas.
Quizás debí ser sincera cuando preguntaste quien eras,
porque francamente no tienes ni una gota de empatía,
porque realmente no te interesa,
porque realmente piensas sólo en ti,
alzas tus manos esperando recibir
como si fuera nuestro deber brindar.
A veces la lluvia corría el lodo entre mis pies,
pero eras sólo tu pateándolo hacia mí,
y era yo justificando todo
porque detrás de ti había alguien más pateando lodo.
Qué difícil es decir adiós a la costumbre,
pero sé que no merezco esto.
No merezco tu voz sonando a mis espaldas,
no merezco que arranques las flores que sembré,
no merezco mirarte con mis ropas puestas,
no merezco tu hipócrita forma de ser.
Lo cierto es que al final...
...tengo lo que merezco por no haber colgado el teléfono.
Lo voy a golpear,
lo voy a tirar lejos.
Dejaré de cantar tu canción de mierda.
Estaré sola,
pero la realidad es que siempre lo estuve.
Esta vez no voy a tomar la culpa.
me quede contigo por tanto tiempo,
pero es suficiente.
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