Hay un par de historias que me gustaría compartir. ...
Es una de esas madrugadas, en donde pongo música lenta para recordar a la chica de la preparatoria que lloraba en la oscuridad, pero que luego se levantaba a luchar. También es una de esas noches en donde el alma de esa chica pelea contra mi yo actual; porque sueña que todo estará bien, que estará en lo alto de un edificio viendo una hermosa vista nocturna mientras sostiene una gran taza de café, diciéndome que todo esto ha valido la pena.
Estas dos historias son sobre otras personas hablando de mí u otras situaciones. Quiero escribirlas para que no se me olvide cómo un par de desconocidos me miraron. Porque un día espero verme como ellos lo hicieron.
Días antes de que regresara a mi pueblo tuve otra recaída, estuve dos días enteros en cama sin bañarme, sólo durmiendo casi todo el día, las cosas siempre salen mal cuando mi estado es así de deplorable. Por un motivo que para mí fue insignificante pelee con mis padres. Al día siguiente me levante, recogí mis cosas, tenía que irme, pero bienvenida ansiedad, en donde tan sólo poner un pie fuera de casa es un caos. Tuve que llamar a un Didi en vez de caminar hasta el metro. Mis padres no estaban allí para ayudarme a lidiar con esos sentimientos. Cuando la app notifico que el auto llego no me quedo más que suspirar y subir al auto.
Pensé que el camino hasta la terminal de autobuses sería como siempre, callado, conmigo tratando de calmar mis emociones, pero la conductora comenzó a hablar conmigo y no me molesto en lo absoluto. Me pregunto si iba de viaje, le dije que no, que regresaba a mi pueblito por mi servicio social, le dije que vivía sola, sin transporte, ni lugares cercanos para ir por comida. Todo comenzó allí, con ella diciéndome que era muy valiente por haberme ido a un lugar así, lejos de casa, sola, sin conocer a nadie, me dijo que me felicitaba. Lo curioso es que justo antes de que ella llegara por mí, tarde al rededor de una hora por decidirme a pedir el auto y salir de casa, la ansiedad me detenía justo detrás de la puerta.
Pude ver esto de forma pésima, en el sentido de que todos aprendemos a fingir algo que no somos, pero en realidad no sentí que fuera mi caso, porque no estoy fingiendo nada, estoy luchando.
Ella me contó de cuando era joven decidió buscar su camino, trabajar en varios lugares, andaba sola, y cuando lo empezó a hacer sintió que nada podría detenerla. Ella me felicito y yo, la admire en silencio porque aunque ella creyó que yo era valiente, no me sentí para nada de esa forma, en cambio, ella sí parecía serlo.
En la segunda historia un hombre que he conocido desde hace casi un año se sentó a mi lado en el camión de ida a mi pueblito, hablamos sobre cómo vivir solo es un gran paso y dijo que una vez que rompes ese vinculo a tu casa, con tus padres, sientes que irte y vivir otras cosas ya no es tan difícil.
A veces siento eso, siento que debo irme, ser independiente. A veces lo hago, lo hago cuando estoy en medio de la nada, pero cuando regreso a casa, se va todo eso. Espero no perderlo, espero ser valiente como otros creen, espero ser la persona que otros admiran, porque me siento como sino fuera nada, sólo una partirula...
... un cumulo de partículas flotando en el inmenso infinito.
Estoy atrapada en mi recamara, con paredes cubiertas de ansiedad y tristeza, dependencia y odio hacia mi misma. Quiero romper esas paredes, porque he arruinado mi vida por quedarme en la calidez del miedo a vivir.
MCR tenía razón, en el mundo hay más gente con miedo más miedo a vivir que a morir.
Es una de esas madrugadas, en donde pongo música lenta para recordar a la chica de la preparatoria que lloraba en la oscuridad, pero que luego se levantaba a luchar. También es una de esas noches en donde el alma de esa chica pelea contra mi yo actual; porque sueña que todo estará bien, que estará en lo alto de un edificio viendo una hermosa vista nocturna mientras sostiene una gran taza de café, diciéndome que todo esto ha valido la pena.
Estas dos historias son sobre otras personas hablando de mí u otras situaciones. Quiero escribirlas para que no se me olvide cómo un par de desconocidos me miraron. Porque un día espero verme como ellos lo hicieron.
Días antes de que regresara a mi pueblo tuve otra recaída, estuve dos días enteros en cama sin bañarme, sólo durmiendo casi todo el día, las cosas siempre salen mal cuando mi estado es así de deplorable. Por un motivo que para mí fue insignificante pelee con mis padres. Al día siguiente me levante, recogí mis cosas, tenía que irme, pero bienvenida ansiedad, en donde tan sólo poner un pie fuera de casa es un caos. Tuve que llamar a un Didi en vez de caminar hasta el metro. Mis padres no estaban allí para ayudarme a lidiar con esos sentimientos. Cuando la app notifico que el auto llego no me quedo más que suspirar y subir al auto.
Pensé que el camino hasta la terminal de autobuses sería como siempre, callado, conmigo tratando de calmar mis emociones, pero la conductora comenzó a hablar conmigo y no me molesto en lo absoluto. Me pregunto si iba de viaje, le dije que no, que regresaba a mi pueblito por mi servicio social, le dije que vivía sola, sin transporte, ni lugares cercanos para ir por comida. Todo comenzó allí, con ella diciéndome que era muy valiente por haberme ido a un lugar así, lejos de casa, sola, sin conocer a nadie, me dijo que me felicitaba. Lo curioso es que justo antes de que ella llegara por mí, tarde al rededor de una hora por decidirme a pedir el auto y salir de casa, la ansiedad me detenía justo detrás de la puerta.
Pude ver esto de forma pésima, en el sentido de que todos aprendemos a fingir algo que no somos, pero en realidad no sentí que fuera mi caso, porque no estoy fingiendo nada, estoy luchando.
Ella me contó de cuando era joven decidió buscar su camino, trabajar en varios lugares, andaba sola, y cuando lo empezó a hacer sintió que nada podría detenerla. Ella me felicito y yo, la admire en silencio porque aunque ella creyó que yo era valiente, no me sentí para nada de esa forma, en cambio, ella sí parecía serlo.
En la segunda historia un hombre que he conocido desde hace casi un año se sentó a mi lado en el camión de ida a mi pueblito, hablamos sobre cómo vivir solo es un gran paso y dijo que una vez que rompes ese vinculo a tu casa, con tus padres, sientes que irte y vivir otras cosas ya no es tan difícil.
A veces siento eso, siento que debo irme, ser independiente. A veces lo hago, lo hago cuando estoy en medio de la nada, pero cuando regreso a casa, se va todo eso. Espero no perderlo, espero ser valiente como otros creen, espero ser la persona que otros admiran, porque me siento como sino fuera nada, sólo una partirula...
... un cumulo de partículas flotando en el inmenso infinito.
Estoy atrapada en mi recamara, con paredes cubiertas de ansiedad y tristeza, dependencia y odio hacia mi misma. Quiero romper esas paredes, porque he arruinado mi vida por quedarme en la calidez del miedo a vivir.
MCR tenía razón, en el mundo hay más gente con miedo más miedo a vivir que a morir.
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