Recuerdo cuando era chica, me encantaba todo del mundo. Es decir, siempre he sido mala hablando con personas, socializar no es lo mío, pero la naturaleza, siempre me ha transmitido una especie de nostalgia alegría.
Solía mirar los arboles y cualquier pequeña rama verde, mientras imaginaba diversas historias relacionadas con hadas, duendes y dragones.
La primera vez que me enamore, no deje de observar el cielo, porque era misterioso, porque jamás era el mismo, porque me hacia sentir plena, como si al mirarlo mis sentimientos fueran a alcanzar a esa persona. Era curioso porque a él también le gustaba mirar el cielo, así que eso era lo que nos unía. Porque quizás, entre todas esas coincidencias infinitas del universo, ambos vimos las mismas nubes al mismo tiempo, pero en diferentes lugares.
La lluvia es la música que necesito para mi vida. Algunos se deprimen cuando las gotas caen, yo siento que limpia mis tristezas y calma un poco a mi herida alma.
Una chica dijo: La belleza hasta de la muerte de la naturaleza…
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