Graciosa
es la vida que juega y juega como niña traviesa.
Mueve sus engañosas manos haciéndome creer que el destino existe.
Susurra en voz tenue que esta vez la ilusión es real.
Sólo miente con inocencia infantil.
Mueve sus engañosas manos haciéndome creer que el destino existe.
Susurra en voz tenue que esta vez la ilusión es real.
Sólo miente con inocencia infantil.
¡Ah!,
pero sonreí ante su mentira, la acepte.
No era la primera vez que la
vida jugaba conmigo.
Sonreí a su supuesta broma tortuosa
y me compenso
con un cálido abrazo amistoso.
Abro mi corazón a la amistad.
Su
última broma me hizo sentir que soy cada día más fuerte ante sus
juegos.
Incluso si ya no son graciosos,
no los tomo a mal, ahora miro lo positivo de a lo que llamo
mentiras,
que en realidad son dolorosas enseñanzas.
Abro
mi corazón y así, el miedo a decir un nuevo hola
y un nuevo adiós se va.
Y así la ilusión
abandona mi hueco órgano bombeador.
Y así, la mecánica de mi corazón ha vuelto a
funcionar como antes.
Un pie delante del otro y me alejó de él.
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