No es tan tarde para fundir mis manos con la noche,
impregnar mis ojos con el brillo de las estrellas
y teñir mi piel con el carmín de la sangre.
Nunca entendí lo que necesitaba para abandonar mis lagunas mentales,
nunca las deje a un lado, pero sí las olvide por un tiempo.
No quería ser débil y escribir romance,
pero el romance me hizo débil.
Extraño mis noches de ocio
en donde siempre tenía tiempo de asesinar a cupido sin sentir una pizca de arrepentimiento.
Bienvenida a casa, la asesina lucha por volver del infierno,
yo quiero abrirle las puertas y abrazarla eternamente,
que me apuñale con sus palabras que me hieren
porque son sólo la verdad.
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