Me di cuenta de que eran más las cuatro de la mañana cuando la última vez que había mirado el reloj era la una. No supe en qué momento el tiempo empezó a escurrirse de mis manos como agua dulce y a la vez salada. Tal vez en el momento en que mi llanto parecía no cesar, o en el momento en que Creep comenzó a sonar una y otra vez.
La noche nunca me pareció tan fría, el tiempo tan inestable y los días tan lentos. A penas han pasado dos meses. He reído, he soñado, he luchado, he seguido adelante en tan breve tiempo que incluso siento culpa, pero eso fue lo que me enseñaste, a seguir viviendo sin miedo, y trato de que así sea.
Ya no lloro tan seguido, pero cuando comienzo parece que no podré parar, termino en el suelo hecha añicos y maldigo a los cuatros vientos porque siento que no estás, pero sigues, de otra forma sigues aquí; invisible, en recuerdos, en mi corazón.
Dicen que el amor verdadero espera, yo esperaré entonces, hasta que pueda volver a sentirme en compañía, hasta que sienta de nuevo que todo es posible, hasta que tenga de nuevo un sueño. Porque justo ahora siento que no tengo nada, más que una vacía motivación para seguir viviendo por ti.
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