Ella prometió volver a mirar las estrellas porque después de todo disfrutaba de ellas tanto como él. Ella prometio mirar cada puesta de sol, porque él amaba pintar cada atardecer.
Él siempre fue tan callado y ella tan despistada, él se volvió despistado y ella se volvió callada. Ahora ella lo ama en secreto y lo mira entre las personas, entonces comienza a grabar su figura con amplio detalle en su mente.
Quizá cuando él la miraba nunca sintió algún sentimiento sólo curiosidad, ella no supo y no sabrá. Ella está callada contemplando a ese que le regalo una curiosa mirada que a ella encantó. Ella contempla lo que él solía observar, después de todo disfrutan de lo mismo. ... Y al final quizá es cierto que los iguales no pueden estar juntos.
…Y si no tengo otra oportunidad para decirle lo que siento. Él se está convirtiendo en mi tónico, aquel que me levanta de entre las cenizas al mismo tiempo en que me daña y me vuelve a arrojar al suelo con su indiferencia. ¡Ah! esa dulce indiferencia que no me decido a destruir. Siempre me preguntaré si pudimos estar juntos, siempre me preguntaré… la respuesta será una incógnita maliciosa que me perseguirá siempre, pero mi cobardía es mayor, me asecha y no me abandona. Entonces nunca me atreveré a rebelarle mis sentimientos, estos tontos sentimientos que quizá le molesten. Y si hubiera una pequeña posibilidad de que él sienta lo que yo, supongo que podría ser la coincidencia más bella del mundo, aunque quizá él tampoco hable nunca.
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