Un peso descansa sobre mis hombros y me hunde cada vez más,
entre la tierra, entre la realidad y mis deseos que nunca se cumplirán.
Porque la realidad duele, entonces decidí cerrar mis ojos y dormir,
y en mis sueños sólo estabas tú, tú estabas a mi lado,
yo era la dueña de tus dulces sonrisas,
yo sostenía tu delicada mano y tú me mirabas justo como yo solía hacerlo.
Yo, descansaba en tu pecho y yo te sostenía entre mis brazos,
que cálida sensación aquella de sentirte tan cerca de mí…
Pero los sueños no pueden ser eternos y desperté, caí en la cuenta
de que estás más lejos que la luna y nunca te tendré.
Que estoy muriendo, que ese peso que descansa sobre mí terminará por oprimir a mi corazón, que sólo te ofrece el más puro y sincero amor que jamas conocerás…
pero me estoy muriendo lentamente, por no tenerte, por no poder decirte lo mucho que me importas. Me estoy muriendo por verte tan lejos de mí, porque nunca sentirás lo que yo. Me estoy muriendo gracias a esta maldita enfermedad llamada amor.
Mi destino es tan horrible como el de Werther… siempre desearé saber si tus ojos me miraron con alguna pizca de amor, pero nunca lo sabré. Me estoy muriendo y quiero morir, porque quiero evitar estos sentimientos.
Me estoy muriendo y no porque sea suicida, me muero porque esta enfermedad me acaba, me estoy muriendo tratando de soñarte, al fin esta vez nunca despertaré. Estarás siempre conmigo en mi dulce muerte, tu recuerdo me acompañará.
No queda más que aceptar que te amo, que siempre estuviste en mi mente, que esto que siento duele en lo más profundo de mi ser. Te amo, y hubiera querido que tú y el mundo entero lo supiera, me hubiera gustado caminar tan sólo una vez a tu lado y que todos en la tierra supieran que tu corazón era mío, pero nunca paso.
Me estoy muriendo, y me muero sabiendo que por lo menos alguien más te ama, espero que sea de la forma en que yo lo hago. Me muero, sin nunca haber hablado contigo, me muero deseando que mi último sueño seas tú.
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