El tiempo no se detiene, mi corazón tampoco lo hizo al fijarse en ti,
en las palabras que escribías sobre las nubes,
nubes que con el viento fueron desapareciendo,
ahora ya no hay nada.
Mi mente grabó cada uno de tus gustos,
ahora mi boca ama lo mismo que tú.
No hay rastro de tu existencia,
no hay algo que me asegure que aquello fue real.
Sé que todo ha sido un sueño, hundido entre
anhelos y experiencias que posiblemente nunca tendré.
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